El 52% de los y las jóvenes han practicado sexting alguna vez, ya sea con el envío de imágenes o de textos.
El sexting consiste en hacerse fotografías en una situación erótica y compartirlas con otras personas a través de WhatsApp o de redes sociales (los mensajes de Instagram, por ejemplo). Es sencillo, porque solo hace falta un móvil, y divertido, porque compartes momentos íntimos con tu pareja, aunque estéis a distancia. No causa daño en sí mismo, pero sí puede tener asociados riesgos para quien lo practica. Por eso, conviene que nos pensemos antes dos veces a qué nos exponemos.
Y en esta línea es importante tener en cuenta que el amor no duele ni nos hace sentir incómodas o comprometidas con una determinada práctica afectiva que no deseamos. Sobre esta idea trabajamos desde principios de año con mujeres jóvenes, en algunos de nuestros centros de YMCA, dentro del programa #EsoNoEsAmor.
Por eso, compartimos con vosotras los riesgos derivados del sexting (o sexteo, en castellano), porque sabemos que es fácil pensar previamente que estamos capacitadas para decir que no cuando algo no nos gusta, pero, cuando se da el caso, quizá no tenemos nuestra autoestima en su mejor momento:
El principal problema es que, una vez que envíes la foto es imposible controlar su difusión: lo que ocurra después en las redes sociales escapa de tus manos. Además, las relaciones y las personas pueden cambiar así que un acto que en un determinado momento te parece seguro, te puede jugar una muy mala pasada.
En este ámbito, podemos hablar de dos tipos de agresiones: sextorsión y pornorevenge:
- Sextorsión: es un chantaje donde se nos amenaza con publicar en internet las fotos íntimas que esa persona pueda tener.
- Pornorevenge: con este término difundimos el momento en el que se da el paso y la persona que nos sextorsiona publica en internet las imágenes íntimas que tiene en su poder.
Igualmente, nuestros móviles puede ser hackeado y que un extraño se apodere de fotografías y vídeos que guardábamos en nuestro dispositivo. Por eso es importante que, si queremos seguir adelante con estas prácticas íntimas, protejamos nuestros archivos, guardándolos en la nube o en discos duros externos protegidos con contraseñas.
Aunque este fenómeno es bastante nuevo, ya hay algunos estudios que cuantifican el sexting entre la juventud. Así, el 52% de los y las menores lo ha practicado, según el análisis “Evaluación del fenómeno del Sexting y de los Riesgos emergentes de la Red en adolescentes de la Provincia de Ourense (2017)”, de Patricia Alonso Ruido.
El proyecto de #EsoNOesamor: prevención y reducción de la violencia de género y los delitos contra la identidad e indemnidad sexual en la adolescencia y la juventud, está financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad social y Migraciones y cofinanciado por el Fondo de asilo, migración e integración de la Unión Europea.