El 22 de marzo se conmemora el Día de la Eliminación de la Discriminación Racial.
Hasta hace poco tiempo, una persona con la piel de color más oscura no podía vivir en determinados barrios o tener ciertos empleos en Sudáfrica. En EEUU, por ejemplo, hasta 1967, catorce Estados prohibían el matrimonio entre personas con color de piel diferente. Hoy en día, seguimos “bajando al chino o al paqui” a comprar, creemos que “los negros son buenos en el deporte” y decimos que alguien “huele a gitano”.
Estos comentarios nos demuestran que no estamos tan lejos de la discriminación racial que se impuso en EEUU o en Sudáfrica. La base de estas frases sigue siendo el estereotipo: pensamos que una persona de China o de Paquistán tiene que trabajar en un bazar horas y horas o comprobamos que nuestra cartera está bien protegida cuando pasamos ante una persona gitana.
Por eso, a través del programa de Empoderamiento juvenil para la prevención de los delitos de odio por racismo o xenofobia queremos que los y las jóvenes comprendan la gravedad de determinados comentarios y actitudes y que los enfrenten.
De esta manera, ponemos el foco en los estereotipos como primer muro a superar: el estereotipo es una forma de conocimiento porque simplifica la realidad para que nuestro cerebro la comprenda. Puede ser bueno o malo, pero siempre, una generalización.
Los estereotipos se convierten en prejuicios cuando contienen una evaluación o juicio. Así, estamos dando por sentado que todas las personas de un colectivo diferente al mío se comportan de la misma manera: los gitanos roban, los negros juegan bien al baloncesto o a los chinos no les importa trabajar tanto.
Con esta reflexión empezamos una semana marcada por el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial (21 de marzo) porque, como hemos visto, desde el estereotipo se pueden justificar políticas racistas como el de EEUU o Sudáfrica.
El programa de Empoderamiento juvenil para la prevención de los delitos de odio por racismo o xenofobia se desarrolla durante el 2021 y está financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad social y migraciones y el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea.
