Creía en un mundo diferente, más justo, más libre y con más oportunidades para todos
Vicente era una persona que se hacía querer. Seguro que muchos de vosotros recordaréis su gran sonrisa y sus ganas por cambiar el mundo. Durante los 7 años que estuvo en YMCA como voluntario dio siempre lo mejor de sí mismo colaborando activamente en diferentes programas de infancia y juventud, participando en las formaciones y en los encuentros de voluntariado locales, regionales y nacionales. Pero, según nos cuentan sus propios compañeros, para él nunca era suficiente, siempre tenía la sensación de estar haciendo poco por los demás.
Sin personas como Vicente no podríamos continuar con nuestra misión. Gracias al compromiso de los voluntarios y voluntarias acompañamos la vida de miles de personas, contribuímos a su bienestar, creamos oportunidades y eliminamos barreras. Y así, juntos, vamos transformando la sociedad para alcanzar ese mundo que Vicente soñaba y construía.
Nos sentimos muy orgullosos de haber formado parte de la vida y la solidaridad de Vicente y esperamos que este reconocimiento por sus años de labor incansable sea fuente de inspiración para todos nosotros.
Gracias por tanto, Vicente.